miércoles, 8 de enero de 2014

Reloj

                                 Reloj:




No se donde estaba, solo recuerdo haberme caído por las escaleras de mi apartamento y aparecer en este oscuro lugar. Creo que era un sótano o algo bajo tierra. Ya estaba cansado por la noche anterior y ahora esto.  Apenas veía por la poca luz que entraba por la estrecha ventana, tapada de cartones y papeles. Habían unas cajas tiradas en el piso, en la pared solo estaban algunas fotos que no alcancé a diferenciar.
Estaba atado en una silla pegada al suelo. Mi maldita suerte otra vez lograba meterme en problemas y cómo no siendo un agente del gobierno, ah y a esto le sumo varios enemigos que tengo y como resultado estoy acá. Si hay un Dios, creo que me odia. Intenté moverme despacio para sentir las cadenas en mis manos, había una pequeña apertura, pero era demasiado pequeña para poder hacer algo. Luego de varios intentos me frustré y  empecé a recordar mis infinitos enemigos, intentando descubrir quien estaba  tras todo esto. Mis pensamientos se veían perjudicados por el sonido del reloj sonando, ese “tic-tac” me estaba matando, nunca me gusto ese sonido. Sera porque nunca me gusto el tiempo. Intentaba relajarme, pero todo era imposible, no alcanzaba a escuchar nada por ese maldito sonido. Repasaba el lugar con mi mirada esperando que algo nuevo apareciera, todo era lo mismo, un par de cosas, el reloj y millones de papeles tirados. Ya estaba demasiado cansado por pasar horas sentado, solo quería irme ya no me importaba saber quién era el secuestrador. Casi dormido la luz de la ventana me daba en mis ojos, lo que no me permitía dormir. Cada vez estaba mas irritado no podía esperar a salir de aquí, esté no era yo, no podía esperar tenia mucha ansiedad y estaba muy molesto por no poder moverme. Lo peor aún es que me sacaron de mis vacaciones y me metieron en este horrible lugar, esto ya era personal.
Empecé a mover mis manos y piernas  desesperadamente para poder salir, todo parecía un fracaso con migo. Me rendí de una vez por todas, esto era demasiado para mi, lo que me preocupo mas porque yo puedo aguantar mas tiempo en estas condiciones, este no era yo.
Detrás de mí se encontraba una puerta de la cual se oía murmuros. Esperaba que alguien salga en cualquier momento.
Se abrió la puerta y paso al lado mío una figura corriendo y está se puso enfrente mío… es…es una niña.

-Hey, es mejor que te vallas acostumbrando, más tarde te traeré tu comida- tenia un vestido como el de Alicia en el país de las maravillas, creo que esa es la película.

- Ya basta niñita, es mejor que me vallas sacando estas cadenas, no tengo por que estar aquí, ¿además quien crees que será tu mascota?- lo ultimo lo dije que un tono sarcástico.-

-Ja, como si me importara tu opinión, Tengo un pequeño regalito para ti Leon- tomo el reloj que estaba arriba de una mesa y lo tiro en frente mío- Ahora podrás escuchar mejor este ruido- se río y se fue.


No tuve que haber abierto mi boca, ahora el sonido era mas fuerte y para ser  negativos la pequeña mocosa me prendió la luz de un velador apuntando hacia mi cara. Antes respetaba a los niños pero ahora con esta experiencia no creo poder aguantarlos más. Solo escuchaba los ruidos, esos ruidos infernales,

Tic... Tac…Tic…Tack…Tic…Tac… Tic.. Tac…Tic… Tac…Tic… Tac…

   
ya  estaba cansado. Casi alcanzando la noche, la niña entro otra vez, pero ahora tenia una bandeja de comida en sus manos.

-Perro, acá tenes- Me dejo la comida en el piso,  me desato las manos y rápidamente se fue, trabando la puerta con llave y alguna otra cosa.

Por fin podía tocar mis manos, ya estaban empezando a sangrar. El alivio de ver mis brazos o poder moverme era sorprendente. Empecé a caminar por el lugar, pude ver que algunas fotos que estaban en la pared eran mías. Saqué un par de cartones y cajas de la ventana, ya podía ver con más claridad.  Era una calle lo que veía y personas caminando, era como si no notaran que estaba gritando por ayuda, ellas me ignoraban, no aun peor ni siquiera me miraban. Solo alcanzaba para ver sus zapatos y nada más.
Acomode todo a mi antojo, intente sacar la silla o ver como eran las cadenas. Mire fijamente la comida y tome un pedazo de esta. No quería morir por envenenamiento o por cualquier cosa así que empecé a recordar mis clases de precaución. Luego de varios minutos observando mí comida decidí probarla, no había nada extraño así que seguí comiéndola.
No quería saber nada sobre este lugar, solo quería dormir en mi cama.  Ese ruido ya no lo soporta, tuve una idea, había un martillo en el suelo. Lo tome y empecé  a romper ese maldito reloj, mi agonía ya estaba acabada.

-Por fin- hable sin darme cuenta, estaba bastante feliz por un lado, ahora me tenia que preocupar por otro problema. Parecía que mi mala suerte nunca terminaba.  La niña entró y preocupada se acerco hacia mi, yo por supuesto me aleje.

-No tengas miedo, tienes que irte ya- dijo estas palabras mirando hacia todos lados.

-¿Quién eres? Crees que te voy a escuchar -

-Sh…. Tienes que hacer silencio, si te descubren vas a morir, no me gustan las preguntas-

-Dime ¿qué está pasando? ¿Por qué estoy acá? ¿Quién era la niña anterior?-

-Dije que te callaras idiota…-  ¿Qué está pasando? Hace un segundo quería ayudarme- me caes mal Leon, pero a mi padre no tanto, yo quería ayudarte pero tus preguntas son molestas e irritantes, porque no dormís un poco-  saco una pistola eléctrica, lo único que sentí fue el golpe contra el piso.

Dios… que era ese dolor, mis manos otra vez encadenadas, la maldita silla y yo sentado en ella, mis piernas... dios el dolor viene de allí. Intente mover una y no sentí dolor, cuando quise mover la pierna derecha sentí algo horrible y muy doloroso, nada más ni nada menos que una navaja clavada hasta el fondo.  Creo que fue ahí que empecé a sentir las cosas más de cerca, mis manos atadas no podía ni siquiera sacarme la navaja.
Listo me decidí por fin a aceptar ayuda de cualquier extraño sin preguntar absolutamente nada. Intentaba salir de la silla, pero todo intento era en vano,  el dolor me dejaba paralizado y hacia que todas mis fuerzas se debilitaran.  Acabe desmayándome por el dolor, no solo de la pierna, sino de todo…

Cinco días y yo sigo en este repugnante lugar… cinco días con ganas de partirle el cuello a esa niña.  Otra vez los murmullos habían  empezado a oírse, esta vez no era Alicia la que entro, sino un hombre robusto y alto.

-Bienvenido  mi nombre es Matt, te preguntaras porque estas acá… bueno veras hace mucho tiempo intente vender mis productos en el oriente, pero por culpa de alguien no pude y a causa de eso mi compañía quebró. – juro no haber tenido la más mínima idea de quien era.

-Ah…- sinceramente no sabía que responder, seguía preguntándome quien era el hombre, así que le seguí el juego- Ya recuerdo, el comerciante que quería vender productos en el mercado negro- todos hacen lo mismo así que muy errado no debía estar.

-No No No, no sabes nada,  no era comerciante, tenía que dar vacunas en el oriente, pero gracias a vos no pude, arruinaste todo, Todo!!! , todo lo que cree estaba destruido. Gracias a ti mi empresa cerro, Tricell, ¿no te suena el nombre?-

 En verdad seguía sin conocer a este tipo.  El nombre lo conozco, por supuesto, compañía farmacéutica de gran alcance, pero por sus malas relaciones en áfrica termino siendo cerrada. Pero que tenía que ver esto conmigo.

-Mira no sé lo que está pasando acá pero te equivocaste de hombre.- el solo se rio.

-Chris ya es muy tarde para hacerte el tonto.- Chris… será el mismo Chris Redfiel, esperaba que todo esto sea una mala broma.- Hey estúpido soy Leon S. Kennedy, no se de quien estás hablando así que sácame de aquí ahora mismo. Tu hombre está en la otra parte del mundo.

-Ja, sigue inventando personajes, nada te salvara. Sabes se me hace tarde, nos veremos en otra ocasión.- el solo le marcho, pero no antes de dejarme un hermoso y lindo sonido conmigo, un nuevo reloj, todo es sarcasmo obvio.

-Espera, te dijo la verdad soy Leon, no sé quién es Chris.- mierda Chris me debes una, esto es tu culpa.

Me repetía a mí mismo que viera el lado positivo, pero no había caso. Chris Redfield este hombre te busca a vos, me pregunto dónde estarás. No mejor dicho dónde estarán mis amigos, Hunnigan, Helena, no creo que Ada, pero es bueno mentirse a uno mismo.  ¿Porque no están buscándome? Hunnigan no se dio cuenta que me excedí de mis días, ya debería de estar trabajando, ¿A nadie le importo? … lo entiendo muchos años trabajando, no era amistad sino trabajo.
Algo adentro de mí se está destrozando, será la esperanza o que ya no sabría qué hacer si salgo.  Creo que se lo bueno de todo esto, lo único positivo es que no me dijeron “solo tienes una opción y es trabajar para el gobierno” Seria una persona normal, no  sería imposible ser normal después de lo que tuve que pasar en Raccoon City, sería un loco.
Las horas pasan y yo mirando lo mismo y acostumbrándome al sonido del Tic Tac, era normal y nos habíamos hecho amigos, mi barba crecía mas, estaba sucio y solo comía lo necesario. No vi más a la niña, tenía mucho tiempo libre así que la apode “Alicia” es por su vestido.
Tic…Tac… sonaba 3000 veces por días, Tic..Tac… ya me estaba desesperando. Tic…Tac ya no sentía el dolor en mi pierna.
Entro en hombre nuevamente y esta vez si nada más que decirme, me dejo una navaja. Lo único que quería era terminar con todo esto. Lo único que me pasaba por la cabeza era morir y descansar en paz. No estaba en mi mejor momento, creo que ya me había preparado para morir.

Gris… oscuridad, zapatos, basura, cucarachas, sangre, dolor, tic – tac. Mil sonaban en un segundo, tres mil en cinco segundos, empecé a delirar, todo lo que cree era solo delirios. Mis delirios…mis únicos delirios eran los que me mantenían con vida, delirar con estar lejos, en un bosque o en una simple plaza, eso era vida, no estar acabado en una triste silla. Mi nombre es Leon Scott Kennedy, Yo soy Leon Scott Kennedy no Chris Redfield. No soporte más la idea de estar prisionero más en ese agujero, grite, grite lo más alto que pude. Pedía ayuda desesperadamente, quería irme, gritaba y gritaba, quería estar afuera, ser uno más de esos zapatos.  Ya no tenía fuerza de mirar, de respirar, de gritar,  de moverme para sentirme vivo, no tenía fuerza de nada, la poca fuerza la había usado en su totalidad.

-¡¡¡Abajo!!! – Alcance a escuchar, provenía del piso de arriba.-¡¡¡Avancen!!!- no eran cualquier cosa, sino algo grande- ¡¡¡B.S.A.A !!!- es tan… buscándome, me sentí tan aliviado. Se oía disparos, vidrios rotos, armas cayendo al piso, pero lo que más me impacto fue oír a la niña gritando y por un segundo era todo silencio… era obvio lo que había pasado.  Pero ese ya no era mi tema, era hora de irme- No hay rastro del agente Kennedy, señor.-

-No puede ser, todo nos indicaba que estaba en esta casa, tienen que revisar más. Ustedes vayan por arriba y asegúrense de buscar alguna pista de Kennedy.- era la voz de Chris. No puede ser yo estaba debajo de él, pero no venían. No tenía fuerza para moverme o hacer ruido así que la poca fuerza que utilizaba para mantenerme despierto la use para gritar.

-¡¡¡Ayuda!!!- grite con todas mis fuerzas-¡¡¡Chris!!!- lo último que escuche fue que estaban tirando la puerta bajo y la silueta de Chris.
¿Hospital… Que hago en un hospital? Recordé todo al instante, empecé a temblar, había luz, una ventana, una vista hermosa y no esos zapatos, estaba todo normal, excepto por una cosa, había un reloj en esa habitación. Harto de escucharlo por 6 días seguidos, me levante como puse de la cama y lo tire al piso, en ese momento entra Chris, me toma del brazo y me llevo hacia la cama, me dijo que lamentaba mucho lo sucedido y  algo sobre de recompensármelo, pero estaba tan enojado con el que lo único que hice fue golpearlo en la cara. El ni yo tuvimos la culpa, pero en mi estado y haber tenido que aguantar un montón de días porque me habían confundido, eso era el colmo.

Ya paso un mes de este horrible intercambio de nombres. Mi relación con Chris esta igual que siempre, el me comprendió y es hasta el día de hoy que no entiende como nos pudieron confundir. Hunnigan fue la segunda persona que me fue a visitar cuando estuve en el hospital, ella estaba muy preocupada y me dijo que había movido agua y tierra para encontrarme, se había contactado con todas las fuerzas de los EE.UU para poder tener alguna pista de mí. Si no fuera por ella Chris no me hubiese encontrado, si no fuera por ella yo seguiría encerrado.  Lo que todavía no tolero son los niños, explícitamente las niñas y los relojes, es por eso que tengo celular en mi casa y es lo único que dice la hora,  solo porque la hora es digital y no hace el horrible sonido de “Tic-Tac”. Lo único bueno es que Hunnigan está más normal, cuando llegue a trabajar luego de dos semanas desaparecido ella me sobreprotegía y no me gritaba, ahora es la misma que antes sigue oprimiéndome cada vez más y llenándome de trabajo.

No recuerdo nada mas de aquellos horribles días, es tiempo de olvidarme de todo esto y dejarlo a notado en solo un lugar, así es en mis expedientes.

La próxima vez que escuche “tic-tac” voy a volverme loco.


2 comentarios:

  1. wow!!! que historia!!!! desde ahora me volvere mas fan de tu blog deberias de publicar mas a menudo :)

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    1. muchas gracias :) ahora mismo estoy por terminar uno :) y si voy a comenzar de nuevo, perdón por la demora. :D

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