miércoles, 25 de julio de 2012

Mi infancia





 Mi madre fue muy joven cuando se quedo embarazada. Buena, delicada y respetuosa, creo que aprendí más de ella que de mi padre. Un hombre joven sin responsabilidad alguna, violando la ley, inepto y un alcohólico sin remedio.
 No hubo un momento en mi infancia que ellos no se hubiesen peleado o que mi padre estuviese sobrio. Creo que fue una sola vez, una tarde, cuando él me hablo y me dijo “Hijo, si trabajas para el gobierno nunca te rehúses a cumplir una misión o te pelees con ellos, te pueden matar o hacer lo que me hicieron a mí” luego de eso la bebida era su adicción.
 Con mi madre no tenia muchos problemas, luego que mi padre se fue puedo decir que mi relación con ella mejoro cada vez más.
 No me agradó la idea que salga con otra persona pero, para ser sincero, hace mucho que no sonreía. el hombre con quien salió se llamaba  Thomson, era un buen hombre, honesto, con mucho orgullo y agresivo. Creo que fue esto que hizo que yo lo golpeara hasta quedar internado en el hospital. Lo descubrí pegándole a mi madre lo que hizo que yo tomase una silla y le devolviera el golpe.
 Luego de un par de años cuando cumplí 17  mi madre empezó a salir con un empresario. Ya no me gustaban los hombres con lo que salía, no le veía mucha esperanza. Luego hubo un par de citas y ninguna llamada. Odiaba que la dejaran plantada  o la hiciera llorar.
 Después de varios fracasos, yo ya enojado  le dije a mi madre que no saliera con nadie más, que era una perdida de tiempo en vez de eso podría estudiar o conseguir un trabajo, yo la trate  bastante mal no pensé en sus sentimientos. Al terminar ella me miro con sus lagrimas en su cara y me dijo: “si eso es lo que queres”, luego de estas palabras mi madre quedo enferma, ya no podía trabajar así que, fui yo quien mantuvo nuestro estilo de vida humilde.
Tuve varios trabajos como panadero, mesero y recepcionista. Yo quería trabajar en la policía pero no tenia tiempo para estudiar o quedarme viendo las practicas de ellos en un campo abierto mientras que me dirigía a otro trabajo. Mi primer trabajo fue estable por un par de días hasta que un hombre  me tiro literalmente el dinero en mi cara para que le diera unos míseros  panes, lo que hice fue tomar la bandeja y golpearle en la cara, ese día termine en la comisaría pero como los policías ya sabían todo de mi vida me dejaron ir. Y los otros trabajos fueron iguales a este, hasta que estuve en un tiempo de depresión.
Pasó el tiempo y yo sin trabajo, se me hizo complicado pagar los gastos del hospital   o  la renta de la casa. Pero cinco días después de no pagar nada me echaron de nuestra casa y tuvieron que internarla a mi madre. No estuvo demasiado tiempo en el hospital.

Mis recuerdos están todavía intactos de ese día tan nublado, ansioso de caer la primeras gotas de dolor, angustia y tristeza que jamás se me hubiera ocurrido. Mi preciosa dama que trate de cuidar todos estos años ahora es la bella dormida que todos miran hacia abajo. Mis lagrimar corrían, mis pies en el piso acompañando a mi madre mientras que mi cabeza no razonaba lo que hacia. Los invitados al llegar solo me miraban y me saludaban, no quería que nadie se me acercara y menos los estupidos ex-novios de mi difunta madre. Mas tarde las personas se empezaron a ir, fue en ese momento que vi entrar a mi padre con un traje negro, sobrio, con una buena apariencia y ya devastado.

-Levántate del suelo que ya nos tenemos que ir- me dijo con una vos seca, mirándome con arrogancia.

-¡Cierra la boca!, no pudiste amarla y ahora por tu culpa esta muerta- Mis propias palabras fueron las que desencadenaron más lagrimas.

-Ja ahora fui yo quien la mato, el único que la privó de sus tantos amoríos fuiste tú diciéndole… Vos ya sabes que cosa- Otra vez la misma mirada.

Me quede completamente helado al recordar mis palabras, no lo podía creer la enfermedad vino después de que yo la insultase.

- Ya levántate- Nos quedamos los dos en silencio mirando el cuerpo de la persona que mas habíamos amado.-Yo también la quería pero, no pude ser el hombre que ella buscaba, así que me fui de casa para que tuviera la oportunidad que nunca tubo.-

- No quiero estar solo, ni trabajar, es tanto pedir- Mi voz ya casi no se escuchaba.

-Vamos a casa hijo, te voy a enseñar muchas cosas.-

Me levanté y me fui con el sujeto desconocido. Al subir al coche el condujo hacia su departamento. Al llegar, lo mire un rato largo y baje de su coche, no me importo mi educación en ese momento a si que decidí ir a un cuarto para dormir.
Por supuesto “mi padre” quería hablar sobre lo sucedido y toda esa porquería, yo en cambio no quería escuchar nada. Me abrió la puerta de su departamento, entre y pude ver a una señora.  Esta se sorprendió mucho al verme, yo no la mira solo pase al lado suyo y  entre en el primer cuarto que encontré.
Al despertarme mi padre estaba esperando en la esquina de la cama.

-Hijo la señora que vistes es mi… esposa- 

Salí de la cama y de su casa con tanta rapidez que el no pude detenerme.
Me sorprendió desde un principio saber quien era la esposa de mi padre, pero poco me importa llevarme bien con ella.
Me encontraba caminando solo hacia parque, mirado el cielo con mi mirada melancólica recordando a mi difunta madre. No quería hacer nada, ya no veía mas a mis amigos, sinceramente creo que ya no lo son mas por que ni siquiera vinieron a darme un apoyo cuando estuve en mi peor momento.
Un grito hizo darme vuelta y caer al piso. Es Elizabeth mi amiga de la infancia cuando tuvimos doce años ella se tuvo que ir a otro estado.

-Leon, ¿cómo estas?- su sonrisa me dejo sin palabras, ya no era la niña que yo conocía era todo una mujer. Se levanto de arriba mío  y me extendió su brazo para que yo también lo hiciera.- discúlpame por haberte tirado al piso, quería sorprenderte-

-No te preocupes, yo estoy bien- su cara al escucharme cambio. Yo seguía mal por lo que estaba pasando, pero no se lo podía contar por que no la quería involucrar.

-¿Adonde vas Leon?, ya hace mucho tiempo que no veo a mi pequeño héroe-
Mostró otra vez su calida sonrisa y empezamos a caminar juntos hacia cualquier parte.

-No voy a ninguna parte solo voy donde mis pies quieren ir- se río- ¿Por qué un héroe no hice nada?

-Como puede ser que te hayas olvidado, me salvaste de dos perros-pensé un poco y si ella tenia razón.

-Siempre fuiste buena recordando-

Vi una heladería y la invite a pasar con un gesto en mi mano.

-Lo siento mucho Leon pero ahora me tengo que ir, mañana nos vemos- se despidió con su mirada y se fue.

Algo en ella me hizo sentirme bien con migo mismo. Eran las una de la mañana y yo seguía fuera de mi casa, dudo mucho que mi padre me este buscando. Al llegar a la puerta de su hogar vi que las luces  prendidas ya sabía lo que me esperaba.
Golpee la puerta, pero esta se abrió, algo andaba mal. Solo al asomar mi cara, una mano me empujo hacia adentro y me caí sobre un par de papeles.

-A esta hora llegas, ¿Quién es la chica con la que andabas?-el estaba de pie, con sus brazos cruzados y su mirada de depredador.

-No me importa, lo que yo hago no es asunto tullo-

Luego de esto con mi padre no nos hablamos más, solo en ocasiones para hacernos algunas  preguntas. Ya pasaron tres años y falta poco para que me reciba de policía, todavía hablo con Elizabeth es la única que hace que me  calme y vuelva a ser el chico joven que era antes. Ella esta trabajando y la invite a salir la semana que viene.
Mi padre junto con mi  tío me dio una pistola para mi primer día de trabajo. Me recibo el 26 de septiembre de 1998 y empiezo a trabajar el 29 de septiembre. Tengo   suerte ahora mas que nunca buscan policías.



Espero empezar  bien a trabajar. Me pregunto si Elizabeth querrá salir con migo.


Su admi samira a. barhich <3
 

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